La noche del 15 de agosto en Querétaro no fue una más en el calendario. En el CEART, se encendieron luces no solo para iluminar un recinto, sino para resaltar las trayectorias de mujeres que, con pasos firmes, han abierto senderos de dignidad, justicia y transformación.
La Red Nacional de Mujeres Defensoras de la Paridad en Toda la República Mexicana, capítulo Querétaro, celebró una velada entrañable y poderosa: la Cena de Reconocimiento a Mujeres Destacadas por su Trayectoria, en el marco de la entrega de la Presea María Elena Chapa Hernández, símbolo de lucha, memoria y sororidad.
En tiempos donde el país exige nuevos liderazgos, más humanos y comprometidos con el bien común, las mujeres al frente de estos movimientos no solo inspiran: construyen realidades. Así lo expresó el Comité Ejecutivo Nacional al rendir protesta al nuevo Comité Estatal 2025–2027, encabezado por la Ministra en retiro Dra. Consuelo Rosillo Garfias, quien, con voz serena pero firme, recordó la urgencia de trabajar desde la colectividad, sin fragmentaciones, con una agenda centrada en los derechos humanos y en la vida digna para todas.
Más que una ceremonia, el evento fue un acto de justicia simbólica. Treinta y ocho mujeres recibieron un reconocimiento que no solo valida su trayectoria, sino que visibiliza sus historias, muchas veces tejidas en el silencio o la resistencia. Cada nombre, una batalla. Cada historia, una semilla sembrada para las nuevas generaciones.
La entrega de la presea “Ma. Elena Chapa Hernández”, instaurada en 2021, no es solo un galardón. Es un recordatorio de que el liderazgo femenino transforma, no desde la imposición, sino desde la escucha, la empatía y la firmeza. Esta distinción ha sido pensada como un acto de memoria viva, una forma de no dejar en el olvido a quienes han abierto brechas en la política, la judicatura, el periodismo, el funcionariado y muchos otros espacios históricamente vedados a las mujeres.
Querétaro se convirtió, esa noche, en testigo de lo que sucede cuando las mujeres se reconocen entre sí, cuando el affidamento —esa práctica de confianza y validación entre mujeres— se hace presente. Porque solo así se tejen redes fuertes, que resisten, que contienen, que empujan.
La Red Nacional lo dejó claro: cada acción, por pequeña que parezca, suma a la transformación social. Y en este momento histórico, la sororidad no es solo un ideal: es una estrategia política, una urgencia ética y una forma de hacer comunidad.
Este acto no fue protocolo, fue legado. Un mensaje claro: la lucha sigue, y es entre todas. Porque cuando una mujer avanza, ninguna retrocede.
Directora General de Gunaa Revista
Medio de comunicación que informa sobre temas de la equidad de género, así como de la participación de la mujer en la vida política, laboral, empresarial, social y familiar.
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