Una Vida Plena

La belleza nace en el alma y de allí se traslada a nuestra realidad física.

Soy Leticia Lecona. Soy numeróloga, grafóloga e instructora de medicina emocional. Soy conductora de mi propio programa de radio en donde puedo dialogar y apoyar a las personas en su propio crecimiento.

Soy humanista, sensible, y me dedico a la búsqueda constante del bien común, a la búsqueda y desarrollo del equilibrio físico, mental, emocional y espiritual en todos los seres. Estoy convencida de que la belleza nace en el alma y de allí se traslada a nuestra realidad física. Me siento viva cuando abrazo a un caballo, al sentir el viento o sumergirme en el mar; cuando encuentro razones para vivir un día más.

Soy una persona entregada y comprometida que siempre habla con transparencia sin dejar de ser cálida y empática. Mi intención es dejar una semilla de sensibilidad, de amor propio, para conseguir un cambio de conciencia en aquellos que se mantienen en la búsqueda.

Me preocupan las injusticias, el desamparo, la ausencia de valores, de confianza; me preocupa también la salud de las personas. Por ello, trabajo con todo lo que está de mi parte para acompañar a quienes lo requieren, para ayudarles a descubrir una vida plena. Me apasiona ver los resultados que obtengo en cada persona que conozco: una sonrisa, una palabra de agradecimiento.

Abrazar la Oscuridad

Para llegar aquí, fue necesario conocer la oscuridad, sentir la herida en carne propia y llegar a la profundidad del dolor. Después de ello, vino el renacer con más fortalezas, para amar la luz. He experimentado que el dolor no destruye si escuchamos que es una razón para crecer y encaminar nuestros pasos por el sendero correcto. Estoy convencida de que los imposibles solo son monstruos que creamos para no avanzar.

Muchas veces me he preguntado en dónde se pierden los valores que dan paso al dolor. En mi caso, el dolor de una familia por un hijo detenido me llevó a estudiar, a indagar un poco más allá de lo evidente, sobre qué es lo que hay en el fondo que conduce a tanto dolor en sus corazones. Ahí comenzó esa búsqueda permanente, aportando mi ayuda y colaboración en los penales dentro del área de Reinserción Social, trabajando hombro con hombro en la recuperación de valores.

El día de hoy, puedo decir que la plenitud solo se alcanza con el trabajo y empeño diarios, con objetivos nuevos, persiguiendo aquellos sueños que pudieran parecer lejanos hasta convertirlos en realidades. Siempre agradezco cuando puedo dar un paso más, por amar a quienes tengo cerca. Agradezco siempre por el Cielo lleno de colores que escucha a mi corazón.